Páginas

lunes, 2 de febrero de 2015

ABANDONANDO EL BARCO


El movimiento de educación en el hogar ha madurado hasta el punto en el cual tenemos una cantidad grande de graduados, los cuales podemos consultar para evaluar nuestros éxitos y fracasos, y si es necesario, modificar nuestro curso. La primera ola de educados en el hogar, con edades de finales de los veintes hasta principios de los treintas, se ha casado y tiene sus propios hijos. Hay muchas anécdotas de éxito entre ellos. Los éxitos se pueden medir en la gran cantidad de abogados, doctores, científicos, maestros y estadistas que ahora hacen una diferencia en el mundo y en las vidas de los individuos que Dios pone a su alcance. Pero el éxito se mide mejor por la estabilidad emocional y la perspectiva espiritual que la gente joven educada en el hogar ha llevado a sus matrimonios.

Independientemente, del prestigio de sus vocaciones, ahora tenemos una generación nueva de padres piadosos, que no fueron amamantados por el mundo. Ahora están edificando matrimonios celestiales y levantando una generación fresca y nueva de hijos piadosos. Mientras el sistema de escuela pública se sigue degenerando produciendo analfabetas, marxistas, adictos a las drogas y al sexo; el movimiento de educación en el hogar produce ciudadanos inteligentes, que piensan con claridad, y seguros de sí mismos para ponerse de pie en medio de la cascada de corrupción y declarar su alianza con Dios y con la familia.

Sin embargo, no todos los educados en casa han sido historias de éxito. Unos pocos no alcanzan plenamente la norma, mientras un pequeño porcentaje fracasa por completo. Estamos recibiendo demasiadas cartas de papás que nos dicen que sus hijos mayores, de entre 15 y 18 años, están “abandonando el barco”, cambiando de bando y buscando el significado de la vida del otro lado de las vías.

Los papás están horrorizados. Nos dicen: “Los mantuvimos lejos de la televisión. Educábamos y 
adorábamos en el hogar. Teníamos cuidado de juntarnos solamente con 
familias de filosofía similar. Les enseñábamos la Palabra de Dios y 
los protegíamos de influencias malas, pero en la primera oportunidad 
que tuvieron, se unieron al desfile del mundo, sin ninguna vacilación.”

• ¿Qué puedo hacer para asegurar que mis hijos en verdad abrasen los valores que enseñamos?
• ¿Qué puedo hacer para preparar a mis hijos para resistir las tentaciones del mundo?
• ¿Cómo puedo impartir un conocimiento del bien y el mal a mis hijos que les impulse a escoger el bien?
• ¿Cómo puedo advertir y preparar a mis hijos, sin quitarles la inocencia?
• ¿Cómo les puedo enseñar a amar la justicia y odiar la iniquidad?
• ¿Cómo los animo a ser pacientes y esperar el cónyuge que Dios ha preparado para ellos?

Michael Pearl
No Greater Joy Ministries
106 páginas
Rústica

No hay comentarios:

Publicar un comentario